viernes, 21 de enero de 2011

Si incendiamos el barco, todos nos hundimos con él....

Nuestro país se estremece en medio de amenazas de incendios sociales e incertidumbres políticas. Los trabajadores usan sus métodos de lucha con la certeza que no serán reprimidos, planteando exigencias que saben que no pueden ser satisfechas y mostrando un vigor y una energía que no les vimos en los veinte años de la ignominia.
Cierto es que nos duele la ausencia de Cambios Estructurales y que las visiones de algunos de nuestros Ministros no difiere en mucho de las de los anteriores,(Economía y Hacienda es el ejemplo más triste)pero los sindicatos deben estar seguros del método y del momento.
Desgraciadamente los Maestros no exigen una nueva estructura educacional que lleve a la formación del Hombre Nuevo que soñamos en los años setenta, ni los Compañeros de Salud reclaman acelerar y profundizar el Nuevo Sistema Nacional de Salud ni los de la Corte piden crear las condiciones para lograr ¡Por fín! una pronta y cumplida justicia. No señor, lo que quieren solo es dinero.
¿Están seguros que la ingobernabilidad aparente, la debilidad institucional y el caos generado, les llevará directo a lograr los aumentos, las prestaciones y los bonos que reclaman?
Se dice que hay toda una estrategia desde la Derecha y a través de los medios de comunicación de comprobar que este es un "estado fallido" que permita que surja un grupo de "salvadores de la patria" con el fantasma del Golpe. ¿Seguro que es inteligente desencadenar acciones que justifiquen el Plan reaccionario?
Debemos retomar el diálogo, la propuesta y el debate como herramientas primeras para definir el rumbo del proceso. Estableciendo como prioridad la inversión social que lleve a la creación de nuevos empleos, salarios que lógicamente aumentarían el consumo, llevando a estimular la economía generando impuestos que posibilitarían, ahora sí, darles más aumentos y prestaciones a los dichosos que ya trabajan. Esta es la única forma, lo demás es paja.

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