Durante semanas reforzaron su voluntad de lucha, se empaparon de leyes, conocieron de la maldad del enemigo. Y desde el sábado se entregaron a la lucha electoral, dura y encarnizada, sabiendo que en ese fuego rojito se forjaba el futuro. Al final de la jornada, más de ochocientos mil salvadoreños votaron por las cuatro letras. Menos que en el 2009, casi igual que en el 2004. Algunos dijeron:¡tragedia! sin ponderar las realidades, pero muchos supimos que ese domingo nos quedó algo grande y sólido: el fuerte y verdadero FMLN.
Porque un día decidimos, desde nuestra racha en permanente ascenso, dar el salto grande a la toma del poder. Pero debíamos de ganar el voto moderado, ese voto que no es nuestro porque no es de izquierda. Y para eso moderamos nuestro discurso, y moderamos nuestro actuar, y llevamos un candidato moderado y logramos la victoria. Llegó luego el desencanto y la frustración, y tres años más tarde, sin el factor motivador del presidente y sin la afinidad ideológica con el FMLN...los moderados no votaron.
También nos acompañaba un voto de izquierda cuyo entusiasmo le enturbió la vista. Quería transformaciones y cambios como los queríamos todos, pero los quería amplios y profundos, y los quería ya. Jamás tomó en cuenta el formidable bloqueo del enemigo, la debilidad de las finanzas públicas, la crisis internacional devoradora y el triste accionar del presidente. Y presionaron, y criticaron...y no votaron.
La verdad es que ni uno ni otro voto era nuestro. Lo creímos y nos entusiasmó el millón y trescientos mil votantes del 2009, pero era ajeno y volátil.
Más de ochocientos mil votantes, esa es nuestra realidad. Con ellos comenzamos el andar hacia la victoria necesaria en el 2014, envueltos en el fulgor heróico de nuestra conciencia socialista.
¿Difícil? No, si asumimos las tareas justas:
Debemos establecer una gran alianza, el FMLN y todos los verdaderos Sectores Sociales, con responsabilidades y compromisos mutuos.
Debemos arrancar lo mas pronto posible con una gran campaña de Afiliación, herramienta importante para lograr el empoderamiento y la fusión del pueblo y el partido.
Debemos organizar, capacitar y apoyar los Comités de Base en todo el país, orientarlos a retomar su lugar junto al pueblo en sus problemáticas, y, como enseñaba Schafik, convertir cada uno en una Escuela Política.
Debemos designar un candidato presidencial que salga del FMLN, construir un programa de gobierno socialista aunque no lo llamemos así, y presentárselo a la gente sin miedo ni verguenza.
Este momento histórico nos halla con la misión de impulsar un proyecto socialista en un país en que la mayoría de la gente no es de izquierda. Por lo tanto, debemos salir por los campos y las ciudades, en los gremios y asociaciones, en los institutos y las universidades, en un esfuerzo monumental de fijar en la conciencia colectiva la gran consigna: QUE UN MUNDO SOCIALISTA ES POSIBLE Y QUE TODOS ESTAMOS OBLIGADOS A CONSTRUIRLO.
Y podemos lograrlo. Para eso contamos con nuestra fuerza ideólogica forjada con la sangre de millones de mártires, con nuestra voluntad y nuestra fé. Para eso contamos con los más de ochocientos mil votantes que nos reafirmamos el 11 de Marzo.
martes, 27 de marzo de 2012
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